lunes, 20 de abril de 2015

Una historia de miedo. Un cuento de zarampos. (IV)

El zarampo ha estado unos días de vacaciones, ha aprovechado para ir a las Galicias a comer bien, descansar y contemplar paisajes maravillosos, se ha relajado y ha tomado un poco de distancia a la vida cotidiana pero ya está otra vez aquí, al pie del cañón, dispuesto a seguir con su lucha y a relatársela a todos ustedes.
Les recomiendo vean un capítulo de El Objetivo que habla de funcionarios que denuncian corruptelas o corrupciones de los políticos y sus amigotes.
Sigamos con el cuento de zarampos. El día 14 publicábamos el tercer capítulo
Haremos un pequeño resumen de lo publicado en esta historia para aquellos que no hayan leído lo anterior:
El zarampo ha salido de la Dirección General de Asuntos Europeos de la Consejería de Hacienda con el convencimiento de que no les ha gustado a sus jefes que ponga en duda la legalidad, según los Reglamentos de la Unión Europea que son directamente aplicables en España,  de ciertas líneas de subvenciones a fondo perdido a empresas de la región y no precisamente empresas pequeñas.  De ahí pasa al SESCAM (Servicio de Salud de Castilla la Mancha) donde empieza a trabajar en conciertos con clínicas privadas, se entera de cómo se están gestionando, cómo se hacen los contratos que rigen esos conciertos y empieza a ver cosas que le parece que no están claras. Por aquel entonces se estaban haciendo conciertos por un importe de unos 200 millones de euros al año. Hemos comentado que si el zarampo viera alguna cosa irregular desde su punto de vista lo haría saber a sus jefes. Hemos comentado también diferentes maniobras de acoso laboral (mobbing) que sufre el zarampo como que le nieguen el acceso a los archivos físicos e informáticos de conciertos, como que le pongan un segurata a entorpecer sus movimientos por el despacho, que no le convoquen a reuniones que, sin duda alguna, le afectan, que le aparten de su despacho para meterle en otro aislado de sus compañeros y le hagan depender de un nuevo jefe sin mediar concurso de traslados ni nada similar.
Nos habíamos quedado en la frase de sus hijos de "Tenemos que hablar"
¿De qué querrían hablar sus hijos al zarampo?
No se imaginaba lo que podría ser pero por el modo de decirle que tenían que hablar se le antojaba que algo muy duro había pasado. Pensó en alguna enfermedad grave de alguno de ellos, un embarazo de una de sus hijas, alguna desgracia familiar y mil cosas más.
Pero no era el caso, el caso era que, agárrense, les habían hecho ir a una reunión en el trabajo del zarampo para decirles que corría peligro su permanencia en la administración, que si continuaba haciendo lo que estaba haciendo, o sea trabajar y enterarse lo mejor posible de lo que allí se cocía, había muchas posibilidades de que perdiera su empleo y que la reunión era para pedirles que le pidieran que depusiera su actitud.
Les preguntó con quién se habían reunido y le dijeron que les habían prohibido decírselo porque se temían algún tipo de reacción molesta del zarampo. Aún no le han dicho con quién se reunieron, tampoco el valiente que se prestó a hacer de asustaniños ha tenido cojones, u ovarios, de decirle que había sido él, o ella, quien había hecho ese terrible daño a sus hijos. No obstante se imagina quién fue la persona que se prestó a ello, tenía que ser alguien en quien sus hijos confiaran y había muy poca gente en el SESCAM que cumpliera ese requisito.
Hay que tener en cuenta que la pequeña tenía entonces 18 años recién cumplidos y la mayor veinticinco. Imagínense ustedes el estado de nervios por el que tuvieron que pasar los tres, en un sitio desconocido, ante gente que les asustaban con que su padre era peligroso y que lo mismo perdía su empleo. ¿Qué pasaría entonces con el dinero que les entregaba cada mes? Y, sobre todo, el convencimiento inducido por todos unos señores de traje y corbata en unas lujosas oficinas como son las de los servicios centrales del SESCAM, de que su padre era un sujeto del que no podían fiarse, que estaba loco.
La situación fue de tal categoría que no encuentro calificativos que ponerle ¿kafkiana? ¿delirante? ¿surrealista? ¿disparatada? ¿enloquecida? Era todo eso y mucho más, el zarampo no se podía creer que aquello que le contaban sus hijos pudiera ser real, pensó que lo habría soñado pero no, tras muchos despertares la reunión seguía habiéndose producido, los hijos seguían asustados y el zarampo seguía metido en su nevera.
Lo del mobbing es doloroso, se lo aseguro, pero que en ese acoso lo sufran también  los hijos ya es demencial, si así son las instituciones que ustedes los ciudadanos han permitido que existan entonces es que ha llegado el momento de hacer la Revolución.
Ya ha quedado claro que la elección que se hizo en la Transición después de Franco cuando se daba a elegir entre reforma o ruptura y se eligió reforma, fue errónea. Se eligió libertad sin ira y un montón de engañifas edulcoradas más y el resultado es una sociedad completamente equivocada, tergiversada y estafada donde los que deberían mandar, porque son los depositarios de la soberanía, los ciudadanos, cada vez más son solamente productores, consumidores, espectadores y contribuyentes, pero sobre todo, sumisos, silenciosos y atemorizados.
El zarampo tiene muchos defectos pero uno de los más graves que tenía es que enseguida se sentía culpable tuviera o no motivos para ello. Fue tanta la culpabilidad que llegó a sentir que no supo explicar a sus hijos los motivos reales de aquella reunión.
¿Cuáles eran éstos motivos? Pues ustedes pueden pensar lo que quieran, el zarampo tiene su propia teoría y estaría encantado de explicárselo en petit comité. Hay que recordar que los tiempos de esa reunión eran previos a la campaña electoral de 2011, que el zarampo ya publicaba en este blog, que tenía colegas con los que fumarse un cigarro y charlar de vez en cuando, que sabía (y sabe) historias de cómo se contrataban los conciertos, de los motivos por los que se llevan facturas a convalidar al consejo de gobierno, de los criterios al uso para asignar la gestión de determinados contratos a los hospitales públicos y que no comulgaba con los principios generales, ni con su aplicación práctica, de ese Movimiento que el PSOE entonces comandaba en la ancha Castilla.

Bien, continuemos con la historia de miedo, no hay que olvidar que un zarampo es un ogro peligroso y eso va en su constitución, no puede cambiarlo como el león no puede dejar de comer inocentes crías de gacelas vegetarianas cuando tiene hambre y se ponen a su alcance.
Dos años o más metido en aquella nevera del SESCAM sin tener trabajo y acojonado, resignado a su desgracia, pensando que no podría pasarle nada ya, que si se quedaba callado y sin dar guerra le dejarían tranquilo.
Todo esto era durante el gobierno de mosén Barreda en la poltrona de la presidencia de la ancha Castilla pero poco después, en un luminoso mayo de 2011, ganan las elecciones los peperos y acceden poco después a los cargos regionales más importantes, la Mari Caspa al mando de todos ellos.

No sé si he explicado antes por qué llamo a Cospedal Mari Caspa. Empecé llamándole Mari Cospe en plan cariñoso pero pronto me pareció que Cospe y Caspa suenan parecido y desde luego las políticas que estaba llevando a cabo me recordaban a las más casposas de la no tan lejana dictadura. Viendo lo que hacían ella y sus secuaces no podía dejar de imaginarse unos tiempos que creía completamente superados y donde el Cara al Sol, la OJE, la Falange y otros elementos eran parte cotidiana del paisaje como lo eran del paisanaje esos señores de bigote, pelo engominado, gafas oscuras y cara de mala leche que tenían toda la caspa del mundo porque gomina sí usaban, pero champú,  poco.

Un buen día, estando resignado a su suerte en aquella nevera del SESCAM, le llega un papel que le dice que, quiera o no quiera, tiene que cambiar de trabajo, que de orden de la superioridad tenía que ir a prestar sus servicios a la conejería de Agricultura.
Los motivos de ese cambio de trabajo están claro, ellos pensaban, al verle resignado, que estaba domesticado. Al ganar las elecciones los peperos habían nombrado en Agricultura una secretaria general que entró allí como elefante en cacharrería, se dedicó a desmantelar todos los servicios siguiendo las consignas de la Mari Caspa bajo el prejuicio/consigna de que en la administración sobra mucha gente. Como se cargó a tanta gente la cesaron y como consecuencia de sus hazañas hacían falta manos y les servían todas, incluso las de un zarampo que parecía amansado.
Se empleó a fondo esa señora secretaria. No dejó más que los mínimos más mínimos, por supuesto se fundió a todos los interinos y dejó los servicios tan desprovistos de personal que se les hacía imposible realizar sus tareas ni siquiera los cometidos menos confesables de dichas unidades. Hay que recordar aquí que el despido de esos interinos se hizo sin respetar las más mínimas formas, ni legales ni de cortesía, y que los tribunales han obligado a readmitirlos.
Pero vayamos a la historia del zarampo. Hablábamos antes de mobbing, si en el SESCAM le dejaron sin trabajo en Agricultura la cosa no fue mejor. Hay que decir, modestia aparte, que el zarampo es economista, que lleva en la administración desde 1984 y ha pasado por muchos sitios, entre ellos ha sido jefe de servicio de asuntos económicos en la Consejería de Bienestar Social cuando ésta tenía un presupuesto de 33.000 millones de pesetas; después fue jefe se servicio de costes de personal de la Junta de la ancha Castilla; después estuvo al cargo de las ayudas de Estado regionales y llegó a trabajar durante seis meses en la Comisión Europea en eso mismo, ayudas de Estado.
Quiérese decir con esto que un poco de la administración ya conoce y eso no está claro si es bueno o es malo a tenor de lo que le está pasando en nuestros días, abril de 2015 ¡oh casualidad! nuevo período preelectoral.
En febrero de 2013 le mandan, ya digo que manu militari, al servicio de asuntos económicos de la Consejería de Agricultura. Llega allí con la mejor intención de rehabilitarse y prestar sus servicios de la mejor manera posible, es sumiso, acata las órdenes, sigue al pie de la letra las instrucciones y sugerencias de su jefa y compañeros con la mayor diligencia posible e intenta por todos los medios integrarse de nuevo en el funcionamiento normal de la administración.

Pero vamos a dejarlo por hoy que mañana habrá tiempo para seguir con esta historia.

Buenas noches a toda la gente de bien y para los impresentables les deseo las peores pesadillas, de esas en las que se ven apartados de sus lugares de privilegio, de los coches oficiales, de las comilonas, de las tarjetas black y de toda la demás parafernalia.




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