sábado, 6 de junio de 2015

La fierecilla domada.

La entrada de hoy tiene un destinatario concreto, él sabrá que lo es. Esta copiada del libro "La oración de la rana" de Anthony de Mello, un sacerdote jesuita.

El tema del relato puede verse también en el cuento XXXV del libro de los cuentos del Conde Lucanor del Infante don Juan Manuel y en "La fierecilla domada" de Shakespeare.

La historia es como sigue:

Un granjero decidió que le había llegado el momento de casarse, de manera que ensilló su mula, se fue a la ciudad a buscar novia y no tardó en conocer a una mujer que, según creía, sería una buena esposa. Y se casaron.

Después de la ceremonia subieron ambos a la mula e iniciaron el camino de regreso a la granja. Al cabo de un rato la mula se detuvo y se negó a seguir adelante, de modo que el granjero desmontó y empezó a golpear a la mula con una vara hasta que el animal se puso de nuevo en movimiento.

"La primera en la frente", dijo el granjero.

Unos kilómetros más adelante la mula volvió a detenerse y una vez más desmontó el granjero y golpeó a la mula hasta que ésta decidió reiniciar la marcha.

"La segunda en la boca", dijo el granjero.

Pocos kilómetros después, la mula se detuvo por tercera vez. Entonces el granjero desmontó, hizo desmontar a su mujer, sacó su pistola y le pegó un tiro en la cabeza a la mula la cual murió al instante.

"¡Qué estúpido y qué cruel eres!" le gritó su mujer. "¡Era un animal fuerte y robusto que podría habernos sido muy útil en la granja y vas tú y, en un arranque de cólera, acabas con él! ¡Si hubiera sabido que eras tan bruto, jamás me habría casado contigo...!" y siguió increpándole durante casi diez minutos.

El granjero estuvo escuchándola hasta que ella se detuvo para tomar aliento. Entonces él le dijo: 

"La primera en la frente".

Cuenta la historia que vivieron felices para siempre.

Disfruten de la vida, queridos.



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