viernes, 8 de mayo de 2015

Elogio de la ociosidad.

Hoy no voy a seguir con la historia del zarampo, dejaremos la continuación y conclusión para otro momento. Tampoco tengo muchas ganas de expresar mis opiniones así que me voy a limitar a transcribir una parte de un escrito de Bertrand Russell que pueden descargarse aquí.
Se trata del elogio de la ociosidad y, para ilustrarlo, sólo quiero poner el ejemplo que él mismo pone. En el escrito que enlazamos Russell dice que, después de la guerra, no aclara si de la primera o la segunda mundial:

"fue restaurado el antiguo caos: aquellos cuyo trabajo se necesitaba se vieron obligados a trabajar largas horas, y al resto se le dejó morir de hambre por falta de empleo.
¿Por qué? Porque el trabajo es un deber, y un hombre no debe recibir salarios proporcionados a lo que ha producido, sino proporcionados a su virtud, demostrada por su laboriosidad. Ésta es la moral del estado esclavista, aplicada en circunstancias completamente distintas de aquellas en las que surgió. No es de extrañar que el resultado haya sido desastroso.
Tomemos un ejemplo. Supongamos que, en un momento determinado, cierto número de personas trabaja en la manufactura de alfileres. Trabajando -digamos- ocho horas por día, hacen tantos alfileres como el mundo necesita. Alguien inventa un ingenio con el cual el mismo número de personas puede hacer dos veces el número de alfileres que hacía antes. Pero el mundo no necesita duplicar ese número de alfileres: los alfileres son ya tan baratos, que difícilmente pudiera venderse alguno más a un precio inferior. En un mundo sensato, todos los implicados en la fabricación de alfileres pasarían a trabajar cuatro horas en lugar de ocho, y todo lo demás continuaría como antes. Pero en el mundo real esto se juzgaría desmoralizador. Los hombres aún trabajan ocho horas; hay demasiados alfileres; algunos patronos quiebran, y la mitad de los hombres anteriormente empleados en la fabricación de alfileres son despedidos y quedan sin trabajo. Al final, hay tanto tiempo libre como en el otro plan, pero la mitad de los hombres están absolutamente ociosos, mientras la otra mitad sigue trabajando demasiado. De este modo, queda asegurado que el inevitable tiempo libre produzca miseria por todas partes, en lugar de ser una fuente de felicidad universal. ¿Puede imaginarse algo más insensato?"

Las negrillas son del zarampo.

Siguiendo ese razonamiento del estado esclavista es cómo se siguen produciendo sucesivas reformas laborales que precarizan cada vez más a las clases trabajadoras, la productividad sigue aumentando a medida que la técnica va logrando más y mejores máquinas y tecnologías pero los trabajadores no se benefician de esos aumentos de productividad, En el mejor de los casos -recuerden las prejubilaciones de la banca- a unos trabajadores se les manda a casa mientras a otros se les mantienen las absurdas jornadas de ocho o más horas. 
Esas jornadas sólo tienen sentido desde el punto de vista de las oligarquías que son las que se quedan con la plusvalía del trabajo asalariado mientras que los trabajadores, que contribuyen también a los aumentos de productividad, siguen siendo unos esclavos o son "excedentes" del mercado laboral, ejército de reserva que sirve para que los que tienen un empleo se vean constantemente amenazados por los que no lo tienen y sean así sumisos con los poderosos, trabajando más de lo que la sociedad necesita y con los sueldos más bajos posible.

El enorme ejército de reserva que significa la cantidad de paro es la garantía de que la oligarquía pague los salarios mínimos, tanto para evitar que sus empleados vayan a otro empleo donde les paguen mejor como para asegurar que toda la producción de las empresas tiene salida en el mercado con los correspondientes beneficios.
De ahí se deduce que cuando los políticos dicen que su prioridad es el empleo, nos están engañando, ellos no pretenden aumentar las cifras de empleo, necesitan un enorme número de personas en paro que disuadan a los empleados de rebelarse, de dejar de ser sumisos, abnegados y laboriosos.

Así que el otro día, cuando el zarampo decía que Cospedal en su discurso de investidura había dicho que tendría tres objetivos en su mandato que serían empleo, empleo y empleo y que a la vista de las cifras de paro anteriores a ella coger la batuta y las actuales se podía deducir que su política había sido un fracaso, fracaso, fracaso, en ese momento el zarampo se equivocaba.
Cospedal decía que su objetivo era el empleo pero no más gente empleada o mejor pagada, para aumentar el empleo es suficiente con disminuir la jornada laboral a 35 horas semanales, sin bajar los sueldos, por supuesto. El objetivo de Cospedal era un empleo de gente sumisa, atemorizada y pagada al límite de las necesidades del sistema, en ese sentido la política de empleo de Cospedal ha sido un auténtico éxito, un éxito rotundo, hay mayor paro, los trabajadores estamos cada vez más asustados con la posibilidad de perder el trabajo y los oligarcas son cada vez más ricos.
No me extraña que hayan vuelto a proponer a Cospedal como candidata a la presidencia de la Junta de Castilla la Mancha, ha sido un servidor fiel de los intereses de los que mandan, de los de arriba, de la banca y la oligarquía en general.

¿Y ustedes qué opinan?

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