viernes, 20 de enero de 2012

Se acerca el final


AMADÍSIMOS TODOS,

El obligado letargo del zarampo llega a su fin. Vuelve a afilar sus garras contra las paredes del pozo, asoma la gaita por encima de los arcos, comprueba la temperatura, se le abre la boca ostentóreamente en estiramiento de  sus  pobres maseteros condenados durante demasiado tiempo a la abstinencia de jugosas carnes de niños malos, pone ojillos escrutadores, se agazapa con los músculos en tensión, dispuesto a saltar al cuello de la primera víctima propiciatoria, se parapeta un poco y espera.

Sí, espera un poco más aún, pero sabiendo que este silente aguardo se acerca a sus postrimerías, que se vislumbra cercano el tiempo de nuevas acometidas contra perillanes de toda especie conocida, de esos que con su silencio cómplice han otorgado carta de naturaleza a la razón de la sinrazón que a su razón se hace, los que por omisión flagrante hacen al incomprendido zarampo gritar eso de:
Clamé al cielo, y no me oyó.
Mas, si sus puertas me cierra,
de mis pasos en la Tierra
responda el cielo, no yo.   
Añádese, siguiendo con don Juan:
"Cuán gritan estos malditos,
pero mal rayo me parta
si en acabando esta carta
no pagan caros sus gritos"     
Por último, parafraseándolo un poco, exclámase:     
A las cabañas bajaré,
como a los palacios subí
o los claustros escalé,
y en Fuensalida dejaré
memoria amarga de mí.   
La foto es del reciente viaje del zarampo por tierras españolas y lusas, así es como estaba el campo a la salida al amanecer desde Ciudad Rodrigo tras la pelona nocturna, que tuvimos que parar porque las gotas de agua que la niebla meona dejaba en las pantallas de los cascos se helaban inmediatamente.
Hala, ya está bien por hoy, que tengan un buen fin de semana mis queridos paganos.

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